MOSCÚ.- Sectores dentro de las elites empresariales y políticas de Rusia han empezado a manifestar de manera abierta sus dudas de que el liderazgo ejercido conjuntamente por el presidente Dmitri Medvedev y el primer ministro Vladimir Putin podrá sacar al país de la actual crisis, lo cual rompe con la tradicional mesura en las críticas contra el poder.
La caída de los precios del petróleo y la fuga de inversiones han devastado los mercados de acciones rusos desde mediados del año pasado y la economía se encuentra en picada. Cientos de miles de rusos han perdido sus trabajos.
Y en medio del deficiente panorama económico, hay señales de que los gobernantes rusos, especialmente Putin, enfrentan cada vez más criticas de sus ministros y los empresarios.
"La gente está pensando en cómo salvarse a sí mismos y prolongar sus vidas políticas", dijo Vladimir Milov, ex viceministro de Energía, quien encabeza ahora su propio movimiento político.
Una alternativa viable a los líderes actuales no existe aún y las próximas elecciones serán en el 2012. Asimismo, la crisis ha afectado a los ricos empresarios y a los aliados del Kremlin que encabezan las enormes empresas estatales de Rusia.
"Hay una fuerte diferencia entre los rumores y las dimensiones prácticas", dijo Milov.
Sin embargo, la actual crisis podría presentar a los liberales rusos, funcionarios pro occidentales que apoyaron las acciones para diversificarse más allá de la industria de la energía, la oportunidad de tomar ventaja sobre los sectores radicales del gobierno, surgidos de las fuerzas de seguridad.
Un enfrentamiento entre ambos grupos, que han chocado en torno a gastos y al creciente control estatal sobre la economía, ha detenido varias importantes acciones de reforma durante los últimos años.
"Este impasse ha continuado porque había mucho dinero a la mano. Esa perspectiva ya no existe, así que alguien tiene que ceder", dijo Chris Weafer, jefe de estrategias del banco UralSib, al referirse a los enfrentamientos sobre temas como la reforma a los impuestos.
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