domingo, 20 de julio de 2008

Después de Indymac, Wall Street teme otras quiebras de bancos

NUEVA YORK.- Después de la quiebra del banco californiano Indymac, Wall Street teme que otras instituciones financieras declaren bancarrota y varios de los eventuales candidatos parecen entrar en una peligrosa espiral de hundimiento de cotizaciones y fuga de clientes.

"Lo peor está por llegar en el sector financiero. El consejo que tengo para los inversores es de mantenerse lejos de los valores bancarios" dijo Stuart Plesser, analista de la agencia de calificación financiera Standard & Poor's.

Las acciones de los bancos estadounidenses registran en las últimas semanas una caída, acentuada tras la puesta bajo protección del Estado de Indymac la semana pasada. Con sus 32.000 millones de dólares en activos, representa la mayor quiebra bancaria en Estados Unidos en los últimos 24 años.

Un año después del comienzo de la crisis de los créditos hipotecarios a riesgo ('subprime'), las sospechas son generalizadas en el sector y los inversores se preguntan cuál será el próximo en hacer sonar la alarma.

Entre 100 y 150 bancos podrían acogerse a la ley de quiebras ('Chapter 11') en los próximos 12 a 18 meses, según estimaciones.

Según Research Associates of America, un grupo de estudios financiado por los sindicatos, 10 bancos estadounidenses se encuentran sepultados bajo una montaña de malos créditos, que superan sus reservas financieras. El primero en la lista, ANB Financial, un banco de Arkansas, ya se declaró en bancarrota.

Si bien las grandes instituciones como Citigroup o Merrill Lynch registran enormes pérdidas, no son los principales afectados: los más amenazados son los bancos comerciales pequeños o medianos. Entre ellos, circulan los nombres de Marshall & Ilsley, Sun Trust Bank, First Horizon National, BankUnited Financial, National City... pero también bancos de presencia nacional como Washington Mutual y Wachovia.

Washington Mutual llegó a perder un 34% de su valor la semana pasada (y un 93% en el año). National City, un banco Cleveland (Ohio, norte), perdió un 18% el martes.

El origen de la crisis se encuentra en el hundimiento del sector inmobiliario en Estados Unidos. Muy activos en el mercado hipotecario, los bancos regionales enfrentan ahora una multiplicación de los casos de mora de las financieras a lo que se suman los préstamos impagos a particulares, otorgados a estudiantes o para la compra de automóviles.

Las autoridades estadounidenses intervinieron de urgencia para rescatar a las entidades de refinanciación hipotecaria Freddie Mac y Fannie Mae, cuyo papel en el mercado inmobiliario es considerado demasiado importante como para permitir que quebraran.

La suerte de estas instituciones inquieta también fuera de fronteras. "Si allí estas empresas quebraran, habría un efecto negativo en el sector financiero aquí y en otras industrias", declaró en México Carlos González, analista de Ixe Grupo Financiero, a la cadena CNN.

La Reserva Federal estadounidense seguramente no actúe de la misma forma con los bancos regionales, por más importantes que sean.

"Los clientes e inversores de esos bancos deberían interrogarse sobre la situación financiera de los mismos y preocuparse por sus ahorros", advirtió Christopher Thornberg de Beacon Economics.

Desde 2007, solamente seis instituciones bancarias fueron rescatadas por las autoridades, según datos de la agencia federal que garantiza los depósitos bancarios (FDIC).

"La mayoría de los bancos son sólidos y están fuera de peligro", declaró la presidenta de la FDIC, Sheila Bair, a la cadena financiera CNBC esta semana. Pero los analistas subrayan que Indymac no formaba parte de la lista gubernamental de los 90 bancos en dificultades al 31 de marzo de 2008.

Si bien se está lejos de la debacle de los años 80 y 90, que llevó a las autoridades estadounidenses a reflotar a más de 1.000 instituciones financieras a un costo de 125.000 millones de dólares para el contribuyente, el sistema financiero de Estados Unidos se presenta ya agudamente afectado.

El sector bancario registró pérdidas por más de 300.000 millones de dólares desde el comienzo de la crisis de los 'subprime' y se prevén nuevas depreciaciones de activos con la publicación de los resultados del segundo trimestre, iniciada la semana pasada.

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