domingo, 11 de mayo de 2008

En Birmania, una clase dirigente rica frente al país hundido en la miseria

BANGKOK.- Los generales que dirigen Birmania están acusados de ser inmensamente ricos, mientras que la población del país, que en otra época fue uno de los más prósperos de Asia por sus riquezas naturales, se hunde cada vez más en la miseria.

Los máximos responsables de la junta militar "son muy ricos, están forrados de dinero", aseguró el analista birmano refugiado en Tailandia, Aung Naing Oo.

Birmania "es una dictadura militar y cuando estás en una posición de poder en el seno del ejército, puedes enriquecerte fácilmente", denunció el opositor.

El ejército, instalado en el poder desde 1962, "monopoliza muchas cosas, como los contratos de la madera, del arroz y de todo lo que se pueda vender al extranjero", añadió.

Desde la imposición en los años 60 de la "vía birmana hacia el socialismo" por parte del dictador Ne Win, el ejército (llamado 'Tatmadaw' y que cuenta con más de 400.000 hombres) puso en marcha la nacionalización de los sectores industriales y comerciales, hasta convertirse actualmente en un actor determinante de la economía del país.

Según diversas estadísticas, las fuerzas armadas representan cerca de la mitad de los presupuestos estatales y el 5% del Producto Interior Bruto, uno de los más escasos del planeta y que deja a Birmania lejos de países de la región como Camboya, Laos o Bangladesh.

El régimen destina sólo el 0,3% a la sanidad y el 1,3% a la educación, según la ONU. La renta per cápita es de 235 dólares al año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las estadísticas del Banco Mundial aseguran que el 25% de las familias viven por debajo del umbral de la pobreza.

Estos datos contrastan con un país rico en recursos naturales (gas, petróleo, oro, rubíes, cobre y madera de teca) que exporta a China, India, Rusia y a sus países vecinos (Tailandia, Singapur y Malasia principalmente).

En 2007, el régimen birmano ganó 2.700 millones de dólares gracias sólo a las exportaciones de gas natural, es decir, un 80% más que el año anterior, publicó el mes pasado un diario gubernamental.

El especialista en economía birmana en la Universidad australiana de Macquarie, Sean Turnell, estima que el monto de las reservas en divisas extranjeras que disfruta la clase pudiente birmana asciende a 4.000 millones de dólares y estas reservas "aumentan en 150 millones de dólares al mes".

"Sólo los más altos mandatarios del régimen tienen acceso (a esas divisas) y, de hecho, el mismo ejército no tiene idea de las riquezas acumuladas en el país", aseguró el especialista.

La junta lleva un tren de vida fastuoso como quedó reflejado en las imágenes difundidas en Internet a finales de 2006 de la boda de la hija del presidente birmano, Than Shwe.

Mientras, la población birmana, que ronda los 50 millones de personas, se ha hundido en la miseria en las últimas décadas, sobre todo si se compara con la evolución seguida por los países vecinos.

En 1948, año de la independencia de Birmania, Rangún era una majestuosa capital regional, mientras que Bangkok, actualmente la opulenta metrópoli tailandesa, era sólo una aldea de provincia.

"Mientras que la mayoría de países de Asia han progresado en materia de libertades políticas y de desarrollo económico, Birmania se ha atrofiado", denunció un reciente informe de la organización Grupo Internacional de Crisis.

Tras su acceso al poder en 1992, el generalísimo Than Shwe aceleró el repliegue del país en sí mismo, en la misma medida que aumentaban las críticas de Occidente, especialmente de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Desde hace más de una década, sobre el régimen recaen fuertes sanciones estadounidenses y europeas que aumentaron tras la represión, en septiembre de 2007, de un movimiento de protesta contra la carestía de la vida liderado por los monjes budistas.

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