lunes, 25 de febrero de 2008

La crisis destruirá 466.000 empleos en la construcción durante 2008, según el G-14

MADRID.- La saturación del mercado de la vivienda, lastrado por precios desmedidos durante años, y la 'puntilla' de la crisis 'subprime' han dejado temblando a muchas empresas y a las mismísimas estadísticas de empleo , que empiezan a resentirse por el parón del ladrillo. Las grandes inmobiliarias, agrupadas en el denominado G-14, manejan datos nada tranquilizadores.

El 'lobby' cree que si el número de pisos iniciados cae de manera pronunciada la destrucción de empleo en el sector puede llegar a los 466.000 puestos de trabajo directos, sólo este año. Aún así, el grupo insiste en que la compra de una vivienda es una inversión rentable a largo plazo, y augura rebajas en las cuotas de las hipotecas a partir de abril por un recorte del euribor. Los expertos dudan de la capacidad del resto de la construcción de absorber a los parados del negocio residencial.

Aunque las estadísticas de iniciación de pisos, visados y transacciones llegan siempre con varios meses de retraso, el consenso en el sector es que hoy todo está 'congelado'. Muchas de las promociones pensadas para la segunda mitad de 2007 se pospusieron para tiempos mejores, y otras que ya estaban en marcha se pararon por completo.

El porqué es claro: no se vende casi nada y las obras cuestan un buen dinero, que cada día está mas caro. La prueba está en las mismas calles, repletas de carteles; y en las obras, donde las casetas o no funcionan o se han retirado.

Los cálculos del G-14 señalan que de unas 503.000 casas vendidas en 2007 se pasará este año a comercializar 305.000. Ese recorte supondrá que el empleo directo en la vivienda caerá de 1.188.000 trabajadores a poco más de 720.000, un 38,7% menos o, lo que es lo mismo, 466.000 puestos destruidos por el frenazo del ladrillo.

De ese contingente de desempleados, muchos de ellos con poca o ninguna formación , las empresas calculan que el resto de la construcción podría 'rescatar' a apenas 40.000, con lo que la destrucción de empleo neta afectaría a 426.000 personas. Algunas voces recuerdan también que España viene de una cota máxima de empleo en estas actividades, con lo que los recortes no son una catástrofe, aunque sí algo a vigilar muy de cerca.

Pero el problema no se queda ahí, ya que esos números se refieren sólo a los empleados de las obras, pero obvian el impacto indirecto. La vivienda no sólo da de comer a quien pone los ladrillos, sino también a miles de empresas que se dedican a instalar cortinas, cocinas o puertas de garaje. Esos pisos que no se van a hacer o a vender también dejarán en situación precaria a quienes iban a amueblarlos, a decorarlos o a asegurarlos. El Gobierno lo sabe y acelera sus planes para intentar recolocar, a base formación , a los nuevos parados inmobiliarios en sectores como la industria o los servicios.

Una de las esperanzas de los empresarios es la obra civil (puentes, carreteras, puertos, ferrocarriles, hospitales, cárceles, etc.) que, desgraciadamente, acostumbra a caer de modo notable en los 'años electorales'. Pero además -y los grandes constructores lo reconocen, aunque sólo en privado- ese tránsito de trabajadores es muy difícil, pues el negocio residencial no tiene nada que ver con la obra pública, mucho menos intensiva en mano de obra.

Una de las posibilidades que se manejan en los despachos de los promotores y que podría dar algo de aire al sector es intentar convencer al Gobierno para que facilite -a través de deducciones en el impuesto de la renta, por ejemplo- la compra de segundas residencias. Por ahora, el impulso a la vivienda protegida es la única medida anunciada por el Ejecutivo. El G-14 se ha comprometido a hacer 200.000 VPO al año. Una cifra desorbitada a todas luces si se tiene en cuenta que el grupo sólo representa al 6% del sector.

El G-14, que reconoce abiertamente que ha tocado todas las puertas en busca de ayuda -y eso incluye al Gobierno-, destaca en sus informes que la vivienda sigue siendo una inversión segura a largo plazo. "La menos rentabilidad de los pisos frente a la Bolsa se ve más que compensada por la mayor seguridad", dice el 'lobby' en su página web. Todo un mensaje de "No dejen pasar la oportunidad, compren ustedes hoy mismo un piso".

La cuestión es que las hipotecas son mucho más caras que hace poco tiempo, y que bancos y cajas miran 'con lupa' a los solicitantes, a los que piden muchas más garantías que antaño. Las entidades también aprietan a las empresas del ladrillo, muchas de ellas endeudadas hasta las cejas.

El 'lobby' quiere ser optimista y cree que las hipotecas se abaratarán en breve. Tras más de dos años de subidas continuadas del euribor, el G-14 estima que el indicador (que rige la vida del 95% de los préstamos hipotecarios en España) comenzará a caer en términos interanuales en abril.

Desde ese momento, asegura la organización, la revisión de los contratos ofrecería recortes en las cuotas y no incrementos, como hasta ahora. Para finales de este año, y en base a los estudios de que disponen las grandes inmobiliarias, el euribor habrá caído 0,94 puntos porcentuales respecto a finales de 2007.

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