TOKIO.- El emperador emérito de Japón, Akihito, de 91 años, volvió a ser ingresado este lunes en el Hospital Universitario de Tokio para someterse a un nuevo tratamiento tras la falta de mejoría de la isquemia miocárdica que se le diagnosticó.
Durante su ingreso en el hospital hasta nuevo aviso, Akihito recibirá un nuevo tratamiento por vía oral, además de los fármacos que se prescribieron este pasado mes de mayo durante otro ingreso, pero que no han servido para mejorar su condición, de acuerdo a la información publicada por la agencia local de noticias Jiji.
Akihito se sometió a un chequeo regular a mediados de abril en el que se hallaron indicios de la enfermedad arterial coronaria, que ocurre cuando el flujo sanguíneo a una parte del corazón se reduce o se bloquea y resulta insuficiente, lo que llevó a su ingreso del pasado mayo para pruebas adicionales y un ajuste de su medicación.
El emperador emérito japonés venía realizando ejercicios de bajo esfuerzo y caminatas para mantener su salud desde entonces, a la par que tomaba medicamentos para mejorar el flujo sanguíneo coronario, según sus asesores, pero ante la falta de mejoría, un equipo médico concluyó que necesitaba un tratamiento adicional.
Akihito abdicó en favor de su primogénito, Naruhito, en abril de 2019, preocupado por su avanzada edad y el deterioro de su salud, y desde entonces ha estado apartado de las actividades públicas, con apariciones puntuales junto a su hijo en años anteriores.
En 2003 fue sometido a una intervención quirúrgica por un cáncer de próstata y en 2008 sufrió una hemorragia estomacal, la misma enfermedad que en 1989 se cobró la vida a los 87 años de su padre, Hirohito.
En 2012 el ahora emperador emérito fue diagnosticado de una angina de pecho y se sometió a una operación coronaria de «bypass».
En julio de 2022 experimentó temporalmente síntomas de anemia cerebral severa y una resonancia magnética reveló que tenía una insuficiencia cardíaca derecha causada por una insuficiencia de la válvula tricúspide de la que evolucionó satisfactoriamente.
Su condición física se había mantenido relativamente estable desde entonces, aunque en septiembre de ese mismo año se sometió a una operación de cataratas y de glaucoma en el ojo derecho.
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