En total,
Nawrocki, apoyado por el principal partido de la oposición, el
ultraconservador Ley y Justicia (PiS), ha logrado 10.606.682 votos,
mientras que Trzaskowski, alcalde de Varsovia y respaldado por la
coalición gubernamental del primer ministro Donald Tusk, logró
10.237.177.
La diferencia, un 1,78 % es mínima y supone el segundo golpe en unas
presidenciales para el aspirante liberal y proeuropeo, que perdió en
2020 con una diferencia del 2,06 % contra el actual presidente de
Polonia, Andrzej Duda, que concluye en agosto su segundo mandato consecutivo al frente de la jefatura de Estado del país centroeuropeo.
En los sondeos a pie de urna nada más cerrar los colegios
electorales, dos empresas demoscópicas habían otorgado a Trzaskowski una
ventaja mínima sobre su rival nacionalista, pero dos horas después
dieron en un informe ya más detallado a Nawrocki como ganador, aunque
por la mínima.
Tras los primeros sondeos tanto Nawrocki como Trzaskowski
reivindicaron la victoria en las urnas. Especialmente el candidato
conservador no quiso darse por vencido al apostar por los pueblos, donde
tiene sus grandes bastiones, frente a las ciudades, donde iba a dominar
el político liberal.
Esta situación recordaba a la de las elecciones presidenciales de
1995, cuando Lech Walesa compitió con Aleksander Kwaśniewski y, aunque
en los primeros sondeos éste había cogido la delantera, al día siguiente
resultó ganador su rival y se convirtió en presidente.
El resultado preliminar en las elecciones presidenciales del domingo,
en las que hubo una participación del 71,63 %, la más alta en unos
comicios de este tipo en Polonia, supone un duro revés para la coalición
gubernamental de Tusk, quien admitió tras la primera vuelta que el
Gobierno había recibido una «tarjeta amarilla» de la población, pero
confiaba aún en una victoria.
El desenlace de estos comicios tiene profundas implicaciones para el
panorama político polaco, ya que una victoria de Trzaskowski, de 53
años, hubiera facilitado al Gobierno la implementación de su agenda
reformista.
El alcalde de Varsovia había prometido impulsar reformas
como la liberalización del aborto, las uniones civiles y revertir las
reformas judiciales del PiS, además de buscar una relación más estrecha
con Bruselas.
Por el contrario, la victoria de Nawrocki, es vista como la
continuidad al frente de la Presidencia polaca de Duda, quien no ha
dudado en vetar varias iniciativas de Tusk, por lo que los analistas
creen que la gestión del Gobierno de Tusk seguirá siendo difícil, con un
posible estancamiento de su agenda reformista.
Duda dio esta mañana sus
gracias a los votantes por haber acudido a las urnas y felicitó al
ganador y la frase «¡mantente fuerte, Polonia!» frente al Gobierno
liberal.
El presidente polaco tiene el derecho de veto legislativo, puede
enviar leyes al Tribunal Constitucional, cuyos miembros fueron nombrados
en su mayoría por parlamentos dominados por el PiS, es comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas y debe aprobar todos los nombramientos
importantes, como los embajadores.
Nawrocki, de 42 años y un ex boxeador recién llegado a la política con
un perfil euroescéptico, ha adoptado posiciones más duras en temas como
la inmigración, ha mostrado afinidad con el Gobierno de Donald Trump,
del que recibió su apoyo, y ha mostrado reticencias hacia la integración
de Ucrania en la OTAN.
Las elecciones presidenciales han sido, con unos resultados tan
reñidos, un espejo de las «dos Polonias» que existen en el país
centroeuropeo, una tendiendo a la vertiente proeuropea y liberal, y otra
ultra conservadora, que, repartidas en dos diferentes poderes del
Estado, son difíciles de conciliar.
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